Brotó el 17 de diciembre del 2.010 cuando Mohamed Bouazizi se prendió fuego en un barrio pobre de Túnez. Ahora la rebelión árabe ha cumplido seis meses.
El mundo árabe se encentra dividido entre los que luchan por una transformación en democracia y los que quieren volver al pasado.
Los primeros van triunfando en Túnez, Egipto y Yemen. La contra rebelión frena en Argelia, Libia y Siria. Y no escatima medios para hacerlo. El petróleo y el miedo a la población civil son dos de ellos.
Fueron borrados tres dictadores: Moubarak, Ben Alí y Saleh. Otros están cayéndose. Pero la gran duda es cómo llevar a cabo la reforma sin que nadie en particular, sino el Pueblo, se aprovechen de ella.
El mundo árabe se encentra dividido entre los que luchan por una transformación en democracia y los que quieren volver al pasado.
Los primeros van triunfando en Túnez, Egipto y Yemen. La contra rebelión frena en Argelia, Libia y Siria. Y no escatima medios para hacerlo. El petróleo y el miedo a la población civil son dos de ellos.
Fueron borrados tres dictadores: Moubarak, Ben Alí y Saleh. Otros están cayéndose. Pero la gran duda es cómo llevar a cabo la reforma sin que nadie en particular, sino el Pueblo, se aprovechen de ella.
En el mes de agosto los árabes celebrarán el Ramadán. Un tiempo para acumular fuerzas.
¿Qué vendrá después?. No creo que todas las reformas para una democratización se hagan pronto ni sean las definitivas. Pero algo, ciertamente, se está moviendo en el mundo árabe. Con el contexto económico del petróleo y con la firmeza religiosa del Islam, a pesar de sus divisiones y radicalismos. Un panorama al que ciertamente debemos de prestar atención. Tienen un ingrediente universal: una juventud que en todo el mundo quiere ya influir en el presente para que el futuro sea suyo.
¿Qué vendrá después?. No creo que todas las reformas para una democratización se hagan pronto ni sean las definitivas. Pero algo, ciertamente, se está moviendo en el mundo árabe. Con el contexto económico del petróleo y con la firmeza religiosa del Islam, a pesar de sus divisiones y radicalismos. Un panorama al que ciertamente debemos de prestar atención. Tienen un ingrediente universal: una juventud que en todo el mundo quiere ya influir en el presente para que el futuro sea suyo.
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