En una palabra muy golpeados por la vida y haciendo sufrir mucho a los que les rodean comenzando por sus familias. Como cristiano me veo obligado a ser un replanteamiento de tanta desgracia. En ese ambiente no hay la felicidad que Dios quiere para todos. Hay que abrir una puerta para que la encuentren y encontremos todos con ellos.
Ante todo, el usuario
de la droga es un enfermo. Como lo es el que fuma y tiene los pulmones rotos o el borracho con
el hígado destrozado. Enfermo voluntario, aunque se haya entrado en esta enfermedad por causas dela vida muy difíciles
que los superaron.
Mi pregunta es, ¿podrá
vivir dignamente, como puede vivir el
enfermo desahuciado y pasar sus últimos años o días siendo respetado y respetando a los demás?.
Mi respuesta es que esto debe de ser así. Es ser humano como
yo. Es hijo y creatura de un Dios que los quiere como a mí. Otro día seguimos.
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