Fue
primero en los cuatro compañeros que hicieron
huelga de hambre hasta las últimas consecuencias. El juez, con poca
humanidad, esperó a que faltaran horas
para que el mal que pudieran recibir
fuera irreversible. Seguramente autoridades superiores tuvieron miedo a las
consecuencias que se seguirían, y por
su medio decretaron prisión domiciliaria. Así anda la Justicia…,
pero ¿a las órdenes de quien?. Invito a
que se investigue.
Paralelamente
a los cuatro de Curuguaty, fue el
fallecimiento del gran amigo, patriota, comunicador y cristiano Juan Diaz
Bordenave.
Ahora, sábado 14, fue la muerte, en accidente
eléctrico cuando intentaba ser solidario con una persona enferma, de otro amigo, patriota, comunicador y
cristiano, Beto Centurión. Es una lástima que los mejores con estas cuatro
cualidades se nos están yendo. Así se hacen notar más los escombros que van
quedando.
Muchas
veces me había encontrado a Beto en manifestaciones, esos tiempos de alegría
porque luchamos por algo grande, en los que solemos decir “Siempre estamos los
mismos”. Lo cual no es exacto porque cada día somos más y con mayor fuerza y alegría.
En
estas ocasiones, cuando ya era demasiado
tarde, se me acercaba para sugerirme “Cuando quieras te llevo a tu casa”. Y lo
decía con tanta humildad como si él fuera el que recibía el favor.
Fui
compañero de él en Radio Fe y Alegria. En todos los programas grabados de
enseñanza hacía de locutor. Cuando no hubo director en la radio él, con su
cordura y tranquilidad y con la aceptación que conseguía sin proponérselo, ayudaba a todos para seguir adelante. Un
liderazgo natural indiscutido. Un corazón grande pleno de bondad en un cuerpo
inmenso.
Con
Juan Diaz Bordenave, Beto Centurión nos seguirá ayudando junto a Dios en estos
tiempos tan confusos, en los que confunden Política con Mercado.
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