viernes, 9 de noviembre de 2012

¿IMPOTENCIA COLECTIVA?



“Ayúdate que Dios te ayudará”  es un dicho que pone al descubierto los fallos que tenemos en la tarea de hacer un Paraguay mejor.

Cada día somos más conscientes que durante los cuatro años fallamos no organizando al Pueblo para asegurar los avances, pocos pero significativos, que hacíamos.

 Luego, después del golpe,  perdimos los últimos cuatro  meses  por no haber entendimiento y   acabaron formando dos grupos. Ahora ya se inscribieron como dos concertaciones separadas. 

Por supuesto, que para la unión no todo está perdido , pero parece que será casi imposible.

Quienes queremos un  nuevo Paraguay, en silencio estamos contemplando a los que nos representan, elegidos por nosotros, y no los comprendemos. En ocasiones actúan como los políticos tradicionales.  Y un Paraguay nuevo necesita necesariamente hombres y mujeres nuevos.

De cada tres paraguayos, uno es pobre. De cada cuatro , uno está en la miseria.

Y esto es lo que tenemos que tener siempre delante  en unas elecciones que pueden  colocarnos por  cinco años en manos de los que siempre ganaron a como sea. En el siguiente período la virtud de la equidad (política preferencial hacia los pobres), debiera de haber sido el objetivo del gobierno.

Y aguantar  impasible, como si no nos importara, que esto no se haga, no es cosa que soporta ya una mayoría de la población.

Repito lo  dicho  muchas  veces: para quienes queremos un nuevo Paraguay, no hubo excusa ninguna, ni psicológica, ni cultural ni económica, ni ideológica para que acudiéramos a estas elecciones sin formar un sólido grupo, no dos.

Es la última vez que lo escribo y lo hago con tristeza. Cerraron las puertas y la ciudadanía quedó fuera de la casa.

La lógica  electoral, que teníamos que atravesar  con esperanzas de éxito, parece que la perdimos divididos.  Queda la lógica social a largo plazo. Un plazo largo que puede llevar dos generaciones. Seguiremos luchando por esta meta.

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