Llevan más de 52 días de hambre.
Estos cuatro la continúan con peligro ya de morir o de que se quede su
organismo destrozado para siempre.
Luis Olmedo tiene 22 años. Tiene una
hija de 3 años, quería tierra y encontró la cárcel. En huelga de hambre desde hace
más de 52 días, ha perdido 19 kilos. Su estado es quizá el más crítico, ya no
puede caminar e ir al baño solo por los mareos. Afirma que no renunciará a la
medida de fuerza, porque es inocente.
Lucia Agüero, joven viuda, madre de dos hijos pequeños
(la niñita enferma).”Yo estoy aquí por visitar a un hermano que estaba con
ellos….ahora, casi no tenemos ya esperanza. Estamos muy mal y en cualquier
momento podemos perder la vida Yo ya lo decidí. Si no me dan la libertad, no
levanto la huelga y moriré en la cárcel”
Juan Carlos Tillería es liberal y
creyente de Dios. Es quien da fuerzas a sus compañeros y el que insiste con el
Santo Rosario cuando la desesperanza llega entre los huelguistas. Tiene 3 hijas
adolescentes, pero afirma que se siente fuerte y les ha dado la educación y los
valores como para que ellas se defiendan. A ratos, pierde el temple de
fortaleza y se le caen unos lagrimones. "Dios no me abandonará, yo no soy
asesino, no maté a nadie".
Alcides Ramirez es uno de los
cuatros y conserva la sonrisa casi todo el tiempo. "Ñande
jandakyhyjeveimava´êrai la manoi"( nosotros ya no tenemos que tener miedo
a la muerte), dice Alcides tocando su cruz del rosario que lleva en el cuello.
Lamenta que los policías que los custodian y muchos otros "ñandeichaguá"
les juzguen como le juzga la injusticia: sin pruebas. "La policía kuéra ha
la campesino peteîchaguane, sa´i oî la policía rico ra´y. Ijao kuéranteko la
ideferentea”, reflexiona con una sonrisa.
MI FUNDAMENTO CRISTIANO
PARA APOYAR A LOS CAMPESINOS EN HUELGA
En estos días en que unos hermanos campesinos, para probar ante todos su
inocencia, llevan más 52 días de huelga de hambre, me coloco junto a ellos e
invito a todos a que lo hagan. Sólo miles de nosotros unidos podemos reventar
la cultura de muerte de los gobernantes golpistas, que los dejan abandonados
hasta que se mueran.
Y el fundamento teológico de esta mi decisión lo he aprendido de la vida de
Jesús. No nos repite lo del Levítico “Sed santos como vuestro Dios es santo”
sino “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”.
Y esto lo vivió El intensamente entre los que le rodeaban. ”Vagabundos sin
techo. Pobres que no comen todos los días. Cubiertos de harapos. Trabajadores
sin trabajo. Mujeres maltratadas, discriminadas. Viviendo en en un estado de
miseria del que no podrán escapar. Sin nadie que los defienda. Material humano
sobrante y descartable. Vidas sin futuro”.
A Jesús se les enternecieron las entrañas al verlos. Y se fue con ellos
para ayudarles. A este compromiso lo llamó la Buena Noticia del Reino de Dios.
O sea los deseos con que Dios se acerca a nuestra vida para hacernos felices.
Esto fue el acontecimiento del que más habló. Aquello que animó a toda su vida.
Lo que le llevó a ser crucificado.
Lo que preocupaba a Jesús era el sufrimiento que destruía, humillaba y
marginaba a sus semejantes. Y Jesús en este año 2012 hubiera apoyado a los
campesinos de Curuguaty, que tomaron la decisión de la huelga de hambre hasta
el final, para probar su inocencia.
Seremos sus seguidores si lo imitamos.
“Los discriminados por ser pobres tienen un lugar privilegiado en el
corazón de Dios. Y nunca se construirá la verdadera vida en el Paraguay si no
es liberando a estos hombres y mujeres de la injusticia que sufren.”
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