Hace
cinco meses, un día como hoy, 17 personas fueron asesinadas en Curuguaty y más de 70 heridas.
Sin
embargo, una investigación llevada a cabo por paraguayos y españoles, con la ayuda
de grabaciones ha descubierto que no fueron los campesinos los autores de
la matanza. Presumiblemente, una elite
desde un segundo plano y con armas automáticas dispararon.
Por
supuesto, el Curuguaty falso fue el
argumento principal en el juicio político contra el Presidente Lugo.
Actualmente
5 presos que se consideran inocentes llevan 50 días de huelga de hambre. Dicen
que han perdido la esperanza en la Justicia y
no les importa ya morir.
Dos
cosas.
Primera
no podemos dejarlos solos y que todo este asunto de Curuguaty termine con la
condena de dos personas como ”chivos expiatorios” y luego pase al olvido.
Hagamos
pequeñas manifestaciones recordando esta injusticia ante un lugar
representativo. Quizás sirvan de entrenamiento para la gran manifestación de
50.000 personas que nos libere a todos.
Segunda,
con este tipo de justicia, que condena antes del juicio, todos nos sentimos amenazados. Es la
demostración más clara de que la justicia se compra o se presiona políticamente
para que sea una justicia a la carta.
Va a ser necesario un recorrido por todas las
condenas, inclusive las de secuestros, para convencernos que todas corresponden
a una justicia justa.
Y
este beneficio de la duda ha de regir, si queremos enmendar posibles
injusticias y para que nunca jamás se vuelvan a cometer en el Paraguay.
De
no hacerse viviremos con la amenaza de que cualquier día cualquier ciudadano
pueda caer en manos de los poderosos que manejan a su antojo no solamente la
economía sino también algo tan sagrado como la Justicia.
Curuguaty
es la piedra de toque para todo esto.
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