Otro quince
hoy de un mes y otro aniversario de Marina Kue en Canindeyu.
Esta tarde a las 17 horas una convocatoria ante el Panteón
de los Héroes.
Y una vez más el convencimiento de que de la masacre fue un
hecho, más que jurídico, político. A pesar de las muchas irregularidades en la causa
por los 17
asesinatos.
Por eso, la
repetición de la estrategia política del gobierno de alargar la cuerda todo lo
que sea necesario, pero sin soltarla.
Unas veces, los que tienen agarrada la punta de la cuerda (léase
“causa de Marina Kue”) se muestran
generosos, complacientes. Prometen y luego, no cumplen, pero prometieron. Han
reconocido que son tierras fiscales las de Marina Kue, pero casi de nada
sirve esto por no sé qué conflicto entre INDERT y Campos Morombí que lo detiene
todo.
Por la presión de una huelga de hambre hasta las últimas
consecuencias conceden la prisión domiciliaria. Pero, no del todo, porque por
una causa olvidada e inferior en importancia, devuelven a Tacumbú a Rubén Villalba, a
pesar de su debilidad física por sus dos
huelgas de hambre en un año.
Atrasan hasta noviembre el juicio, con la esperanza de que nos
olvidemos de el como ciudadanos y puedan dictar condena por asesinatos, aun sin
pruebas, sin mayores repulsa de la sociedad.
La masacre de Marina Kue fue algo usado para dar el golpe.
Consiguieron lo que querían
y ahora no saben cómo desatar el nudo gordiano que crearon. Por eso nos entretienen
dándonos algo y volviéndose atrás. Esperan que nos cansemos. Juegan con
nosotros.
Además, nos están distrayendo. La APP ya la comenzó el
Presidente. Hasta olvidó el 33,3% de las acciones que pertenecen a los obreros de la Cooperativa y va a alquilar
ACEPAR a un brasileño como si esas acciones no existieran.
Conclusión: hemos de cambiar la estrategia.
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