Es una práctica nefasta extendida en varios países latinoamericanos.
Por ejemplo en Guatemala y Colombia. En ocasiones actúan unidos y forman
verdaderos grupos de ejércitos.
En Paraguay antes no
existían, pero últimamente se notan
acciones que corresponden a
grupos con sus características.
Más de 30 organizaciones sociales y pastorales han emitido un duro comunicado
de repudio.
“La Mesa de
Desarrollo Sostenible condena
el violento atropello sufrido por la etnia Ava Guaraní
de la colonia Y’apo,
del distrito de Corpus Cristi por parte de un grupo de 50 personas,
pertrechadas con armas de fuego, con el propósito de desalojarlos de sus
tierras al margen de los procedimientos legales y judiciales.
El fiscal Lorenzo Lezcano confirmó que los pistoleros usaron
balas de plomo y que no tenían orden judicial.
La comunidad fue atropellada a las 5 de la mañana, obligados a ponerse tendidos en tierra
con la boca para abajo, siendo golpeados, sus documentos de identidad
secuestrados, siendo heridos varios hombres y mujeres y un niño de 2 años con municiones de
plomo.
Responsabilizamos al Gobierno de Horacio Cartes por este
atropello, pues no frena a estos grupos sino que parece los protege.
El lugar de hacer detener a dichos pistoleros, ha detenido a
Edgar Fermín Samaniego, basándose en la versión de los asaltantes. Samaniego
de oficio bombero había
acudido a auxiliar a los agredidos a petición de entidades humanitarias.
Exigimos la libertad inmediata de Edgar Fermín Samaniego, la
desarticulación de estos
grupos, el fin de la protección a ellos y
el castigo del empresario brasileño autor moral del delito quien pretende adueñarse de las tierras.”.
Esta noticia apareció hace algunas semanas y me admira que no
haya levantado una protesta mayor. La vuelvo a recordar pues además de ser una
prueba de la presencia de cuerpos
parapoliciales significa el desprecio hacia nuestros indígenas.
Impunemente se les quita sus tierras y el Estado permanece
impasible.
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