Colocándolo al final de los tiempos,
lo hemos llamado “el Juicio Final”. Cuando termina la vida de cada
uno, lo titulamos “el Juicio Particular”. Hoy lo voy a llamar “el
juicio del Gobierno”. Y concretamente del Gobierno actual del Paraguay.
Me estoy refiriendo al trozo del
evangelio de San Mateo (25, 31 1 46) donde Jesús a unos llama
malditos y a otros benditos.
Benditos los que visitan
a los presos, los que dan de comer al hambriento, los que visten al desnudo,
los que acogen al emigrante.
Malditos los que no hacen
nada de eso.
Dos palabras muy fuertes y dichas con
fuerza por Jesús.
Ahora se están dando los últimos toques
al Presupuesto General del Paraguay y la clase de gobierno para el 2015 va a
depender mucho de este Presupuesto.
Presupuesto de tinte oligárquico va a
enriquecer más a los ya ricos. Presupuesto con sentido
social logrará que la pobreza desaparezca.
Pero, ¿qué tiene que ver el presupuesto
de una Nación con Jesús de Nazaret?
San Mateo se encarga de responder.
“Señor, ¿pero cuando te vimos con hambre
o con sed, o forastero o desnudo, enfermo o en la cárcel y no te asistimos?”.
Y la respuesta de Jesús es clara: “Les
aseguro que cada vez que no ayudaron a uno de estos, los pobres, tampoco lo
hicieron conmigo”.
Un gobierno que aprueba un
presupuesto que no contempla la salud y no es amplio para que haya médicos que
los atiendan y medicamentos a su servicio, que abandona la educación y la hace
privada, porque la pública carece de medios, que se olvida de los pobres sin
vivienda o que tiene cárceles como Tacumbú…merece para sus autores el apelativo
de “malditos”.
Por eso, rechazo que un gobierno así, use en boca de sus mayores
representantes el nombre de Dios, como indicando que está bendecido por Él. Por
su conducta son “malditos” de Dios.
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