Me lo afirmó un taxista. Pronto se
convenció de que yo pensaba diferente. Pero, estuvimos comentando el tema todo
el viaje.
Por ejemplo, en salud, “terminado”
significa el fin de una enfermedad terminal. Opama. Se acabó. Después vendrá
otra cosa, pero aquella vida humana se terminó allí.
Pero, el Paraguay no ha terminado.
Está en una terapia bien intensiva. Sin
embargo, todavía tiene salvación
Los males que teníamos se han agravado y
hasta ahora pareciera que no encontramos remedio.
Inclusive, otros males nuevos están
apareciendo ahora.
Éramos pobres y la pobreza en la
práctica económica va creciendo de un modo alarmante
No teníamos deudas y pobres los que
vivan el año 2044, cuando tengamos que pagar en efectivo la deuda completa, sin
contar los millones que habremos estado pagando por 30 años de réditos. Y si no
lo hiciéramos caeríamos en las garras de los bonos buitres.
Nuestro territorio es comprado en sus
tierras productivas en grandes cantidades por extranjeros. El día que en un
referéndum mayoritario decidan unirse a Brasil, nuestra Patria se habrá
achicado como después de la guerra grande. Esto ya sucedió ya en Bolivia con su
territorio del Acre.
Conclusión: en la
microeconomía vamos mal y somos la mayoría. En la
macroeconomía los 165 multimillonarios paraguayos, sus familias, servidores,
empleados y sus cadenas de negocios estén viviendo en un
primer mundo paraguayo. Ellos son la minoría.
Escribo todo esto sin dar más detalles,
pero sí para ocuparnos más seriamente de nuestro
Paraguay.
La semana pasada el dueño de una
despensa en el Mercado 4, un amigo de muchos años, vino a verme y me dio estos
consejos para mejorar el Paraguay : referéndum sobre las listas sábanas,
impuesto a la renta personal, poner límite al salario de los congresistas y, sobre
todo, unirnos lo que queremos al Paraguay.
Agradezco que estos dos compañeros me
hayan hecho pensar.
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