México es un país de un partido único
desde hace muchos años. Eso significa el dominio de una organización
política que desde la Presidencia llega a las bases.
Un método de cacicazgo da poder a
una extensa trama de miembros del partido, extendidos por todo México que
sostienen desde abajo al PRI, le pone a su servicio los votos y a cambio exigen
prebendas para los caciques.
Este partido único tiene otros dos
apoyos que lo nacen invencibles.
Una oligarquía, de la que forman parte
sus miembros más poderosos y el mundo de la mafia, medio oculto y
clandestino, pero con acciones y negocios bien firmes.
PRI, oligarquía y narcotráfico que
se interactúan y que con los métodos más crueles logran someter los intentos
populares de cambio. En México existe un miedo extendido que frena la
disidencia política.
Todo esto, por supuesto con
excepciones y una de estas se da en el estado de Guerrero en la escuela
de docentes de Ayotzinapa.
Hace dos meses un grupo de ellos fueron
a una ciudad cercana para participar en una manifestación anti gobierno. En el
camino fueron interceptados por policías y militares. A tres de ellos los
torturaron y el resto fueron entregados a los narcos. Desde aquel momento
desaparecieron. Buscándolos se han descubierto tumbas de asesinados, pero
los profesionales argentinos (no mexicanos) llamados para su
identificación han declarado que en ninguna de ellas estaban los
docentes de Ayotzinapa.
Otros casos, como este, pasaban al
olvido por el miedo infundido a las familias por los tres poderes (gobierno,
oligarquía y mafia). Pero, en esta ocasión un grupo guerrillero apoya los
padres y se hizo público el hecho en México y en el extranjero.
México es un país de poca memoria
histórica, pero Ayotzinapa lo ha despertado.
Una pregunta:
¿encuentra Ud. En el Paraguay algunos rasgos políticos y sociales como
los narrados de México?
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