“Cuando las horas decisivas han pasado,
es inútil correr para alcanzarlas”, estas palabras del gran dramaturgo griego Sófocles
pueden repetirse ahora en el Paraguay.
Estamos viviendo momentos
decisivos. Además, con la sospecha de que nos llevan hacia donde no
queremos. Y con la sensación de que los poderes fácticos actuales tienen como
colonizado a esa mayoría de los paraguayos y paraguayas a las que popularmente
llamamos “el Pueblo”.
El actual gobierno ha hecho una opción
por los que tienen plata, seguramente por aquella falacia del vaso que rebosará
cuando se llene. Que la plata cuando abunde se redistribuirá
naturalmente entre todos. Un fenómeno todavía inédito.
Esto nos está llevando a
endeudarnos por muchos años, cosa que se podría evitar con impuestos
progresivos a los 200 millonarios que tenemos y a las
multinacionales que acuden al festín.
Estos días ha surgido el cambio de miembros
de la Corte suprema de Justicia. ¿Por qué ahora y no antes? Tenemos la sospecha
que es para fortalecer al Ejecutivo con personas más unidas a él. Si se rompe
la independencia de los tres poderes, entramos en dictadura. Y esto ya ha
comenzado con el Legislativo.
Los transgénicos son el mayor poder
económico del Paraguay en acción. Nos pueden conducir a una ruptura interna del
país con pérdida de territorio nacional. Estos días hay un confuso
problema de retención, como rehenes, de campesinos por sojeros
extranjeros. Puede ser el comienzo de algo muy grave. Tanto así como
si se da a la inversa.
La represión de las fuerzas conjuntas de
militares y policías está dando muerte a personas a todas luces inocentes. Esto,
o se detiene con castigos ejemplares, o va a comenzar una espiral de grande violencia
estatal.
He señalado solamente algunos aspectos.
En todos ellos repito la frase de Sófocles: “Cuando las horas decisivas han
pasado, es inútil correr para alcanzarlas”.
Todavía estamos a
tiempo
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