Llevan ya sin trabajo muchos días.
Trabajadores humildes con un oficio duro, peligroso y bajo. Cargar y descargar
barcos llevando a las espaldas la mercancía o maniobrar a los contenedores. “Cualquier
descuido de un segundo te puede costar la vida”.
Fueron despedidos porque pidieron un
mejor salario y todas las ventajas que da la ley a los trabajadores. Once de ellos están en prisión domiciliaria, y con peligro de ir a Tacumbú,
porque once de ellos en canoas cerraron el puerto privado San Francisco donde
trabajaban.
Doscientos obreros portuarios que no saben cómo obtener ahora el pan de cada día para sus
familias. Han querido ponerse en contacto con el Ministro de Trabajo. Inclusive
con el Presidente Cartes, pero no les han respondido.
Y no les ha cabido más solución que
acudir a las asociaciones de estibadores internacionales. Y, en ellos, han
encontrado apoyo.
Se encuentran en Paraguay actualmente altos representantes de las asociaciones de
varios continentes. Vienen en son de paz para lograr la reposición en sus
puestos de trabajo a los 200 cesados y la libertad de los once en prisión
domiciliaria.
He estado en una de sus reuniones y los
he invitado al programa de radio Fe y Alegría del sábado 31 de enero. Y estoy convencido de
que hay que ayudarles en sus justos reclamos contra la empresa del puerto
privado San Francisco. Hay hambre en estas doscientas familias y nada hay
humano y justo en el mundo que me sea indiferente.
Caso que ni el gobierno del Paraguay ni
la empresa privada que los despidió accedan a negociar, se declararía un boicot
internacional por los estibadores de varios continentes a todas las mercancías
que llegaran del Paraguay o vinieran por vía marítima o fluvial al Paraguay.
Ojalá este problema se solucione.
El artículo de mañana es “Nuestro
compromiso antes de las elecciones “.
Mintió el paí Oliva
ResponderEliminarLo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti.
Friedrich Nietzsche (1844-1900)
Filósofo alemán.
Los hombres que tienen el don de la palabra saben que una frase incompleta, o dicha a medias o una mentira completa puede destruir el objetivo al que se quiso ayudar con ella.
Además, cultiva la desconfianza. Si a eso se agrega que quien lo dice es un importante guía espiritual de un pueblo la situación se torna aún más grave; sobre todo cuando la mentira cae por su propio peso cuando se prueba que lo dicho es tal.
El miércoles 4 de febrero el diario Ultima Hora publicó al pie de la página 24 de su sección País un artículo del querido Paí Oliva; columna que alimentaba una hipótesis sostenida en varias mentiras; quizás por desconocimiento o datos falsos proporcionados con una intencionalidad, generar –quizás- encono contra la gestión de este Ministerio en la búsqueda de zanjar las diferencias entre la patronal del Puerto Caacupemí y los estibadores.
El doctor Guillermo Sosa Flores, Ministro del Trabajo, Empleo y Seguridad Social encabezó las negociaciones y destacó desde un principio que la tarea de un estibador es duro, peligroso y mal pagado. Coincide con la opinión del Paí Oliva.
Dice Oliva que estos trabajadores fueron despedidos por reclamar un salario justo. De acuerdo a la documentación arrimada por la empresa San Francisco se detalla que los obreros en cuestión no son parte de la plantilla contratada, por lo tanto no pueden ser echados tal como señala el sacerdote.
Mas, esto hasta podría considerarse como una suerte de postura sindical en la mesa de negociaciones para lograr otros objetivos laborales; pero lo que no se ajusta a verdad ni por asomo la siguiente afirmación de Oliva al destacar que (los trabajadores) “Han querido ponerse en contacto con el ministro de Trabajo, inclusive con el presidente Cartes, pero no les han respondido”.
Acá se materializa la mentira más grande del artículo pues debería saber el padre Oliva que antes de la publicación de este artículo el ministro Sosa ya recibió en ocho ocasiones a los trabajadores. O sea las conversaciones ya estaban avanzadas y es más, a punto de acuerdo entre las partes que se finiquitó justamente el mismo día de la publicación.
Si la mentira proviniera de un ciudadano común, de la calle no sería tan grave, pero cuando lo sostiene una persona de arrastre ciudadano con fuertes influencias en un sector de la población y aún más de una persona consagrada al servicio del hombre a través de la religión o del voto puede acarrear reacciones peligrosas basadas en información sin sustento. La historia tiene mucho que contar sobre los desenlaces de hechos iniciados en mentiras y el arrastre ciudadano del Paí Oliva está ampliamente probado.
Más adelante, describe el hombre de Iglesia la gestión de los trabajadores extranjeros agremiados que llegaron al país para apoyar a los paraguayos y en una parte destaca: “Vienen en son de paz para lograr la reposición…” pero se contradice en párrafos mas adelante cuando acentúa que: “… declararían un boicot internacional por los estibadores de varios continentes a todas las mercaderías que llegaran del Paraguay…”, ¿y eso no se llama violencia?, ¿o es que la violencia se califica como tal solo cuando hay golpes físicos de por medio?
Pero aún más; existen grabaciones de entrevistas a los extranjeros de las que se traducen advertencias de bloqueo a las mercaderías de o hacia Paraguay en tránsito. Lo que Oliva asume como “venir en son de paz…” no es exactamente eso en la gestión de los extranjeros.
El padre Oliva es una de las pocas personas que gozan de la fe de una ciudadanía descreída y eso lo dignifica, capital que el sacerdote debería honrar hasta el final. Debe recordar que el hábito que abrazó repudia con santa energía al octavo mandamiento.
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