Hace alarde de su Fe, pero ignora lo que todos los obispos de
toda América Latina dijeron sobre Medellín en 1968 sobre la Reforma Agraria de
la que no se atreve a hablar este gobierno.
“Hay una necesidad humana de la promoción de las poblaciones
campesinas e indígenas. Esta promoción no
será viable sino se lleva a cabo una auténtica y urgente reforma de las
estructuras y de la política agraria. Este cambio estructural y su política
correspondiente no se limitan a
una simple distribución de tierras.
Es necesario hacer una adjudicación de las mismas
bajo determinadas condiciones que legitimen su ocupación y aseguren su
rendimiento, tanto en beneficio de la familia campesina como de la economía del
país.
Esto exigirá , además de aspectos jurídicos y técnicos, cuya
determinación no es competencia nuestra,
la organización de los campesinos en estructuras medias, eficaces
principalmente en forma cooperativa y estímulos en la creación de centro
urbanos en los medios rurales, que permitan a la población campesina el acceso
a los bienes de la cultura, de la salud, de su sano esparcimiento, de su
desarrollo espiritual y de una participación de
las decisiones locales y de aquellas que inciden en la economía y en la
política nacional.
Esta elevación del medio rural contribuirá al necesario proceso
de industrialización y a la participación en las ventajas de la civilización
urbana” (Medellín, Documento de JUSTICIA
N° 140).
Han pasado 47 años de que los
Obispos Latinoamericanos firmaran estos Documentos en Medellín. Reflexiono
sobre su cumplimiento en el Paraguay y
veo que respecto a la
Reforma Agraria el Gobierno la ignora totalmente. Mientras tanto el campo se despuebla de
campesinos, y los sojeros, nacionales y muchos extranjeros, se hacen los dueños
del Paraguay del interior. ¿Hasta cuándo? Es la interrogante que patriótica y
humanamente nos hacemos.
Repetimos con Medellín “Urgente la reforma de la estructura
agraria”.
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