Escribíamos que este año 2015 es un
verdadero regalo de Dios. Y esto nos llenaba de alegría.
Añadíamos, sin embargo, que lo empezábamos con dos dificultades.
Una era el Presupuesto Nacional que
carece en absoluto de sentido social y en el que se van a apoyar para olvidar a
la mayoría pobre y favorecer a los que tienen demasiado.
La otra es que soportamos unos politiqueros al frente del Gobierno (en los
tres Poderes) que no nos representan y que solamente piensan en aumentar su
enriquecimiento personal o de clase.
Los medios económicos están pensados
para los pocos que ya
tienen demasiado y nuestras autoridades están servilmente a su servicio, salvo
muy contadas excepciones.
Por delante, un año en el que podemos hacer maravillas y dos impedimentos
en contra y ya presentes, que nos lo pueden arruinar por completo.
¿Cuál debe de ser nuestra actitud?
Pienso, ante todo, que acumular fuerzas.
Lo principal es la integración del PUEBLO
mayoritario y soberano. Es la hora integrar
las bases. Ha llegado el tiempo de expresar bien claro y públicamente con quien
estamos. Y de ser consecuentes con ello. Sin promesas, sino con hechos de
servicios. Allí encontraremos la motivación que como estrella nos ha de guiar.
Los creyentes tenemos, además, la fuerza
de Dios que quiere también ese otro Paraguay donde vivamos con felicidad.
Pero toda esta fuerza acumulada para que
valga tiene que estar unida. Y su falta puede ser la tercera dificultad (además
del mal Presupuesto Nacional y la politiquería) que nos impida realizar este
año que ha comenzado y que, ciertamente, está en nuestras manos.
Somos capaces de trabajar al servicio de las bases del Pueblo. Inclusive de organizarnos. Pero, nos
organizamos en múltiples grupos desunidos, unos en contra de otros. Y de este modo ciertamente fracasaremos.
El artículo de mañana es “Jesús hablaba
y hacía feliz”
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