El cristiano es un ser para
el que nada que sea humano es ajeno. La Política, la Cultura, la historia individual o
colectiva de personas o grupos, las alegrías cuando se realizan y las penas
cuando fracasamos, todo esto nos interesa no sólo del Paraguay, sino también de
todo el mundo.
El cristiano es paraguayo y
mucho más. Es ciudadano del
mundo
Pero, este ser humano ha tenido la gracia de Dios de haber
encontrado en su vida la Fe en Jesús de Nazaret. Él nos enseñó lo que es el
Reino de Dios, nos mostró un Dios que nos quiere a todos y que quiere que todos
seamos felices en estos años de vida en la Tierra.
Por eso, el
centro de la vida del cristiano no es la Iglesia ni el amor a su madre ni la devoción a
sus mejores seguidores como los son sus santos. El centro de la vida del
cristiano es Jesús de Nazaret, Nuestro Señor Jesucristo.
Sin embargo, el cristiano no es por lo dicho ningún
superman, ni nada por el estilo. Ha tenido grandes sueños de
hacer grandes cosas por Dios y, por ende, por sus hermanos paraguayos y del
mundo entero. Pero, también ha reconocido humildemente “¡Vaya compañero se echó
Jesús en mí!”. Y no se desanima. El verdadero cristiano sigue caminando y sin
jubilarse, porque quiere dejar esta vida “Con las botas puestas”.
Reconocemos, también, que
no siempre hemos dado el ejemplo de compromiso con los pobres del mundo, que los
demás esperaban de nosotros.
Inclusive que, los
que así nos llamamos, presentamos
hoy al mundo moderno el
bochornoso espectáculo de confesar que seguimos a Jesús y, al mismo tiempo de
vivir divididos en grupos
antagónicos, que compiten en lograr el mayor número de adeptos.
El artículo de mañana es “Más sobre relaciones humanas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario