Comienza uno de los momentos peores de
nuestra corrompida politiquería a todos los niveles.
Volverán los votantes fantasmas traídos
del interior o del lejano Chaco. Aunque propiamente el TSJE no necesita que vengan. Pero sus votos en barrios como Jara, Recoleta, (por ejemplo) ganarán candidaturas parciales.
Inclusive en las internas se mueven
contingentes de correligionarios de
una mesa a otras de acuerdo a las fuerzas de poder.
Candidatos abundan, seguros de no
conseguir la victoria, pero sí de negociar luego con su candidatura para
obtener ventajas económicas o de trabajo.
Por Constitución tenemos el derecho y el
deber del sufragio, pero tal
como está, me dicen que es como jugar un partido de futbol con reglas de juego
a favor del otro equipo que, además tiene el
árbitro comprado.
Un tema que propongo a discusión pública con presentación de las múltiples pruebas que se tienen.
Con todo esto se comprenden muchas
cosas.
El abandono de la ciudadanía en un tema
tan esencial que ha hecho posible su extremada corrupción.
La victoria de un mismo partido a pesar
de su mal gobierno, utilizando todo el poder del Estado.
La prepotencia de quienes se saben
siempre ganadores antes de los comicios por las trampas que se hacen desde la
compra de votos al comienzo hasta el cambio de las cifras finales. Resultado que atribuyen luego a las bondades del partido político
ganador.
Se supone en unas elecciones que lo principal sea la voluntad popular que concientemente expresa su voto
con el sincero deseo de bien común del Paraguay.
Pero, en realidad, los dueños del país, conciben las
elecciones como el ganar un botín económico y de poder a como sea, no
importando si los medios no sean éticos o, incluso, contrarios a la justicia.
El artículo de mañana es “Cuando un medio se convierte en fin”.
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