En el Imperio Romano cuando el Emperador se encontraba en dificultades abría las puertas
del Coliseo y daba pan y entretenimiento al Pueblo de Roma. Así se los ganaba y
podía seguir haciendo sus veleidades o fechorías. Se trataba de hacerlos
olvidar y de comprar sus conciencia.
El entretenimiento era la sangre de
gladiadores que se mataban para divertir o las
fieras destrozando a inocentes, fue el tiempo de las persecuciones de los
cristianos echados para comida de tigres y leones para disfrute de los
espectadores.
Los tiempos han cambiado. Llegan las
elecciones y como los políticos necesitan los votos nos ofrecen lo que no
queremos: pan y circo.
El pan del clientelismo. Concretamente
en los bañados son las camionadas de escombros o los trabajos temporales.
Además de bolsas llenas de medicinas, robadas (así como suena), de los hospitales públicos que carecen de ellas.
El circo son las palabras engañosas de
promesas, que ahora van acompañadas
con guitarreadas que nos hacen preguntar de dónde ese candidato ha sacado la
plata para esos conjuntos caros.
Y de este pan y de este circo salen los
que por un cincuenta mil van a vender sus votos por cinco años.
Señores candidatos a la MUNICIPALIDAD,
los bañadenses no queremos ni pan ni circo.
Si quieren que les escuchemos ayúdennos a quedarnos en los bañados. Invítennos a hacer el trazado de una avenida
costera que sea defensa costera sin hacer demasiado daño a los pobladores.
Permitan que vivamos hasta la cota 57 y que en meses se haga el catastro de
nuestros barrios. Queremos fuentes de trabajo. Queremos una policía educada y con sentido humano,
que no tenga el gatillo
fácil ni torture ni cobre coimas. Queremos el saneamiento de las aguas
servidas, que por no tenerlo llenan nuestras calles. Queremos la habilitación
de canchas que desde años no se pueden usar.
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