Con la
sencillez de la gente que sobrevive en condiciones difíciles se ha estado
celebrando el novenario en honor de Pa’i Pepe Valpuesta.
Sentíamos la
pena de no tenerlo, pero también la alegría de que era un ya intercesor
por nosotros ante Dios.
Como ha
escrito Mario Casartelli “Aunque se fue, no ha
partido. Sigue en una esquina cualquiera donde haya resquicio de luz. El Pa’i
Valpuesta nos mira con plenitud cerca de los basurales, del digno Bañado Sur”.
Personas
alegres, extrovertidas, que sepan hacer muchas cosas, incluyen
declamar y cantar y contar chistes, hay muchas entre nosotros. Y,
cuando dejan esta vida, es lo que más ha impactado a los que les rodeaban.
Pa’i
Valpuesta sabía hacer todo eso, pero había “algo” más. Algo que no solemos ver y
ser testigo de ello, Pa’i Valpuesta dejó el recuerdo de quien dio de comer al
que tenía hambre, acompañamiento al que estaba en soledad, defensa al
discriminado, acogida al preso. Alegría al triste. Y todo lo hizo sin esperar
nada a cambio.
Hizo lo que
hubiera hecho Jesús viviendo entre nosotros. Y al vivir así nos
ayudó a descubrir que las palabras de Jesús “Yo estaré con Uds. hasta el final”
son una realidad de estos tiempos modernos. Su vida cumplió la meta de acercarnos a Jesús y de
saberlo cercano a nosotros.
Por eso, el
sentimiento que más abunda entre los bañadenses del Sur es el
del agradecimiento a Dios por haber enviado al
Pa´i Valpuesta donde
vivimos.
Ahora queda
nuestra respuesta a este regalo. No se puede quedar en palabras o sentimientos.
Tiene que llegar a la realidad que vivimos. Estando en la misa de cuerpo
presente, al llegar la hora de la paz, me acerqué a él y que dije
“Consíguenos en el cielo que todo el Bañado Sur viva en paz y unidad”. Así sea.
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