La alternancia de
partidos dentro del sistema democrático es una nota esencial de ella. Y la carencia de esta
alternancia de partidos en el poder, es el mejor caldo de cultivo de una
dictadura.
Por eso ya somos muchos los que pensamos
que en la Municipalidad de Asunción (y en otros pueblos y ciudades también) es
necesario un cambio de partido en la persona del Intendente y
en los Concejales. Veinte años seguidos en el poder político son suficientes
para fomentar la corrupción, la discriminación, el robo de bienes públicos o la
concesión de permisos como el dado a Cargill.
Concretamente, en
Asunción los aspirantes a los cargos de Intendente
y Concejales son grandes grupos.
Uno lo forma el Partido Colorado que, aunque
dividido, acabará uniéndose ante el peligro de acabar su autonomía.
El otro está formado por aquellos
que llamamos de izquierda o progresistas. Aspira a hacer desaparecer la
corrupción de veinte años y presenta alternativas muy interesantes de futuro.
Desgraciadamente este
segundo grupo está dividido en dos bloques uno liderado por Mario Ferreiro y
otro por tres aspirantes que firmaron un pacto patriótico para apoyar al mejor.
Y detrás de cada grupo existen partidos y movimientos entusiasmados en lograr
la victoria eleccionaria.
Expreso a continuación la
opinión mayoritaria que encuentro en entre los ciudadanos que quieren la alternancia.
Primero, ninguno de
los dos bloques de izquierda
y progresista tienen posibilidades de ganar si ambos se presentan por separado.
Si van juntos, es tanto el malestar existente de un único partido, que ganan.
Segundo, en esta espera
de la unión necesaria deben de cesar, durante
las negociaciones, lo que ya ha comenzado de
arrojar “basuras” al adversario.
Y, finalmente tercero, el
seguir atacándose sería señal de
fanatismo o de estar apoyando la división en favor del Partido Colorado. Y de
ambas cosas han de responder ante la ciudadanía.
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