Marcar los alimentos
transgénicos y fijar el precio en los
alimentos esenciales por un tiempo determinado
son exigencias que van imponiéndose en diversas naciones. Y, se imponen
en las cadenas de
supermercados. No estamos contra ellas. Pero, si quieren que los usemos (los
productos ecológicos directos de los campesinos comienzan a ser una
alternativa), ellos tienen que hacernos
caso.
La primera exigencia es que
los productos alimenticios transgénicos en los supermercados lleven una señal
que indiquen su origen. En algunas naciones van mercados con un
triángulo que tiene dentro una “T”.
Ya hay naciones que han
prohibido la producción de los alimentos
transgénicos. En otras, está prohibida su venta. Un comienzo de todo esto es
que los supermercados den el aviso de que
estos productos del agro negocio
son peligrosos para la salud.
Es lo mismo que cuando se advierte de cáncer en las cajetillas de
cigarrillos, trasladado a la alimentación.
La segunda exigencia se
refiere a los productos alimenticios esenciales para la vida, teniendo en
cuenta que una mayoría de la población de las naciones latinoamericanas se
acerca o están en la pobreza.
“Alimentos cuidados” son
alimentos que tienen un precio marcado que no se puede aumentar en un
largo tiempo bien determinado. Por supuesto que esto despertó la
negativa airada de los dueños supermercadistas. Pero, tuvieron que
aceptarlo. Y el pueblo argentino hoy puede alimentarse tranquilo porque hoy los
precios de los alimentos esenciales no se subirán a capricho de la codicia.
Esto se ha hecho en
navidad en el Paraguay, pero con una canasta
engañosa y de poco tiempo. Es necesario que ahora se realice en grande y por
mucho tiempo.
En unos lugares tan
esenciales para adquirir la alimentación, hablamos de una doble defensa para el
consumidor.
Defensa para la salud
dando a conocer que son transgénicos.
Defensa para la economía
abaratando sus precios.
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