martes, 16 de junio de 2009

INDÍGENAS EN LA PLAZA URUGUAYA


Unos vinieron con motivo de un congreso indígena, otros llegaron porque se vendió la estancia donde vivía desde hace muchos años y el nuevo dueño pensó que estorbaban. Todos están varados como un barco viejo en un pantano. Son de tres etnias.

Los visité y vi las condiciones de vida en que viven. Con el frío que hace duermen bajo hule negro abierto por ambos lados. Durmiendo en el suelo y con condiciones higiénicas que no son dignas para un ser humano. Y lo peor es que la mayoría llevan así varios meses.

Hay problemas que son difíciles de resolver pero el de los pueblos indígenas, aunque lo fuera, tienen a su favor la Constitución y el derecho de ser los dueños originarios de estas tierras. Y, en este caso concreto, se trata de darles los medios para volver a sus tierras o el de buscarles las que les corresponden. Y de buscarles las mínimas condiciones de vida que todos merecemos.


Me ha llegado un escrito en el que se dice que los indígenas en el Paraguay están condenados poco menos que a desaparecer. No estoy de acuerdo a esta opinión. Porque no creo en ningún fatalismo. Porque no puede renunciar a sus antepasados. Porque todavía somos acogedores. Porque algún cristiano habrá aun entre nosotros que no permitirá que esto suceda.

La presencia abandonada de indígenas en la plaza Uruguaya es un test para nuestra conciencia.

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