Los desaciertos de una mayoría de diputados y senadores y la ineptitud de algunos gobernadores e intendentes, debieran de ser castigados con la revocación del mandato. Desgraciadamente bien se cuidaron ellos mismos de que no existiera esa figura jurídica. La sustituyeron con el desafuero del culpable, que se ha vuelto inútil pues la mayoría de sus compañeros los defienden por ser “de nuestro corral”. Miedo a que también les ocurra, algún día, a ellos.
En materia de impuestos, la mayoría de diputados y senadores no aceptan el IRP, ni el impuesto a la tierra o a la soja. Y cuando apretados conceden algo es ridículo. Mientras tanto, nuestro pueblo está desnutrido, sin trabajo, y su pobreza aumenta.
En materia de impuestos, la mayoría de diputados y senadores no aceptan el IRP, ni el impuesto a la tierra o a la soja. Y cuando apretados conceden algo es ridículo. Mientras tanto, nuestro pueblo está desnutrido, sin trabajo, y su pobreza aumenta.
En materia de salud, la mayoría de diputados y senadores impiden que el Ejecutivo realice una política social conveniente. El MS carece de medicinas o el SAS de plata para pensiones a los ancianos o empobrecidos. La excusa es que no la van a saber usar. Aplican aquel refrán de “el ladrón siempre piensa que todos son de su condición”.
Las últimas pruebas de esta mala actuación son la aprobación de los “buses chatarras” y el no atreverse a votar la ley de la inscripción automática en el padrón electoral.
Cuando se modifique la Constitución uno de los cambios debe de ser introducir la revocación del mandato. También nos veríamos libres de otra chatarra.
Las últimas pruebas de esta mala actuación son la aprobación de los “buses chatarras” y el no atreverse a votar la ley de la inscripción automática en el padrón electoral.
Cuando se modifique la Constitución uno de los cambios debe de ser introducir la revocación del mandato. También nos veríamos libres de otra chatarra.
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