Con
dolor y pena comunico que 20 choferes de la Línea 49 hoy llevan ya 100 días
crucificados. Unos en la central de la línea en Luque y la mayoría delante del
Ministerio del Trabajo.
Sus
condiciones de vida eran injustas y el
hijo que iba a nacer de una familia de chofer murió al no estar inscripto en el
IPS en un parto difícil. Por todo eso quisieron formar un sindicato. Al día
siguiente el empresario Celso Maldonado, diputado, expulsó a 51. En este
desamparo decidieron, como última
medida, crucificarse.
El
deber del Ministro de Trabajo es cumplir el
artículo 98 de la Constitución “Todo trabajador tiene derecho a organizarse en sindicatos,
sin necesidad de autorización previa…para ello bastará con la inscripción del
mismo en el órgano administrativo correspondiente”.
Este
señor no lo hace por estar crucificados en la vereda del Ministerio de Trabajo
y por considerar ilegal la medida. Esto
no está en ninguna parte decretado. En el fondo por obedecer servilmente a
Cartes, que no quiere sindicatos porque “entorpecen la labor de las empresas”.
Se está deteriorando la salud de los crucificados y hacemos culpable de este
mal al ministro de Trabajo y a su jefe, el presidente Cartes.
Por
supuesto que también merece un juicio
por inhumanidad nada menos que el diputado y empresario de la Línea 49, Celso
Maldonado.
En
la última visita que le hicieron representantes de los choferes no los quiso
recibir. Es uno de tantos diputados y senadores que se defienden con sus fueros y a nadie
representan del Pueblo. Un candidato más, con el Ministro de Trabajo y su jefe
a ese penal, real o virtual (mejor real) donde debieran de ir todos los
corruptos y los que se aprovechan del Pueblo, que ya ha inaugurado Froilán.
Queda sitio para 4.999 de esa especie que queremos desaparezca del Paraguay.
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