Los 20 choferes de la línea 49 cumplen
noventa y dos días crucificados. Su estado anímico es excelente, pero además
del sufrimiento muscular de noventa y dos días con los brazos extendidos, en
dos de ellos ya hay dolores en la espalda muy fuertes. Esta inacción está
repercutiendo en la salud futura.
Recuerden que esta medida fue tomada en el desamparo de sufrir condiciones indignas en el trabajo, el formar un sindicato para mejorarlas y la
inmediata expulsión de 51 sus componentes por el dueño de la empresa, nada
menos que un diputado, Celso Maldonado.
Todo esto lo sabe el Presidente y además ha recibido cartas desde el extranjero pidiendo su intervención humanitaria. Desde este
momento le responsabilizamos sobre lo que pueda suceder.
Su criterio parece ser que los
sindicatos no deben de existir. “Frenan el progreso de las empresas”.
La Constitución en su artículo 96 dice
que todos los trabajadores pueden formar sindicatos sin necesidad de pedir
autorización y que basta presentar el documento en la
institución conveniente.
El martes 29 a las 7 A.M. acudí a la
cita con el Ministro de Trabajo, la quinta sobre este asunto. Ya no me recibió,
a pesar de haberse comprometido a ella hace una semana y confirmarla cuando el
viernes se me preguntó si yo quería ir.
Denuncio a Cartes y a su ministro por no
cumplir la Constitución, por falta de humanidad y por ser este hecho una señal de la dictadura hacia la que nos lleva este sistema de
gobierno.
“Carecen de validez todas las
disposiciones o actos de autoridad opuestos a lo establecido en este
Constitución”(Art. 137). El no reconocimiento de este sindicato de los choferes
de la línea 49 (el amarillo del diputado
empresario fue reconocido sin dificultad) es una prueba más de que la
desobediencia civil tiene fundamentos en el Paraguay.
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