martes, 18 de mayo de 2010

LE ROBARON A UNA NIÑA DE OCHO MESES


El sábado tuve una misa llena de celebraciones. Por supuesto la Ascensión del Señor. Pero también el Día de la Madre, ocho bautizos y un cumpleaños de quince. Al acabar feliz con tanta gente feliz, me presentaron a una niña de ocho meses dentro de un buzo que la doblaba en tamaño. “Es la última víctima de un robo. Para comprar una bola de crack un niño entró en su casa y se llevó todos sus vestiditos”.

Y la noche no iba a acabar allí. Paso un puente sobre el arroyo Fonseca y me invitan a una fiesta por la madre. “Anoche entraron y se llevaron todo”.

Se roba por la droga. Porque, al no haber trabajo o vivir en condiciones infrahumanas, la evasión por ella es la única forma de olvidar. Y quienes los venden lo hacen en total impunidad, aumentan su riqueza y mejoran sus técnicas de burlar a la Justicia. Ha habido apresamiento de narcos y vendedores, pero a los dos meses están libres y si les dan penas supletorias a la cárcel, no se cumplen y no les pasa nada.


Ha llegado la hora de que la ciudadanía tome una actitud más unida y firme en lo referente a la droga. Campaña preventiva y campaña coercitiva. Para frenarla, ciertamente, no todo está en sus manos. Pero, sí todavía estamos a tiempo para exigir más firmeza en no dejarla tranquila a jueces fiscales y policías. Porque “el estado de derecho” no es negociable en una democracia.

1 comentario:

  1. En este escrito nos da usted mucho más de agrio que de dulce, lo que me invita a entrar en sus sentimientos de compasión y rebeldía.
    Es lastimoso que las personas necesiten tomar sustancias para dejar de ser ellas mismas, y más triste aún que sean inducidas por las ansias insaciables del dinero.
    ¡Válgame Dios!

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