La gobernabilidad mundial cada día se está volviendo más complicada. Antes era un país el que influía. Luego se amplió al G-7, que ya tiene el apelativo de “político” porque Reino Unido, Italia y Francia no están en el. Fueron sustituidos en el G-7 “verdadero” por China, India y Brasil. Para colmo la última reunión de los 20 países más ricos, G-20, fue una “escandalosa olla de grillos”.
Está naciendo un nuevo orden económico mundial multipolar, golpeado por la especulación financiera y por un crecimiento de la pobreza en el mundo.
Las soluciones que se toman no valen, como la expulsión de los gitanos de Francia o el cerrar la Unión Europea la entrada de emigrantes.
Está naciendo un nuevo orden económico mundial multipolar, golpeado por la especulación financiera y por un crecimiento de la pobreza en el mundo.
Las soluciones que se toman no valen, como la expulsión de los gitanos de Francia o el cerrar la Unión Europea la entrada de emigrantes.
La gobernabilidad nacional en el Paraguay tampoco anda mejor. Y los datos mundiales tienen una traducción guaraní.
También los tres Poderes se asemejan a la “escandalosa olla de grillos”. En lugar de una Reforma Agraria Integral se creó la Ley Antiterrorista, que criminaliza a los que protestan. Los políticos se auto enriquecen hoy y aseguran su futuro con jubilaciones desmedidas. Y crece el descontento que fanatizado se refugia en los partidos políticos o, que ya indiferente a todo, se vende al mejor postor.
En el mundo, y también ciertamente en el Paraguay, la solución a tanta ingobernabilidad queda en manos del Pueblo y de quienes presenten una alternativa válida a los demasiados indignados y descontentos “para liderar un camino hacia un futuro más próspero para todos” (N. Chomsky).
También los tres Poderes se asemejan a la “escandalosa olla de grillos”. En lugar de una Reforma Agraria Integral se creó la Ley Antiterrorista, que criminaliza a los que protestan. Los políticos se auto enriquecen hoy y aseguran su futuro con jubilaciones desmedidas. Y crece el descontento que fanatizado se refugia en los partidos políticos o, que ya indiferente a todo, se vende al mejor postor.
En el mundo, y también ciertamente en el Paraguay, la solución a tanta ingobernabilidad queda en manos del Pueblo y de quienes presenten una alternativa válida a los demasiados indignados y descontentos “para liderar un camino hacia un futuro más próspero para todos” (N. Chomsky).
Los males económicos no tienen fronteras porque el dinero no tiene ni frontera ni patria. Crece el número de pobres por la concentración económica cada día en menos manos, éstas cada día más poderosas, algo así como los vasos comunicantes.
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