No me gusta poner el adjetivo de prudente al miedo. Y no confundamos miedo con prudencia, que es una virtud. El miedo es otra cosa.
Puede nacer de una experiencia negativa psíquica. Pero, también puede ser inducido psicológicamente por los Medios de Comunicación Social. Y de este último miedo ya tenemos ejemplos concretos creados por cierta prensa, radio o canales de TV. Unas veces por la ligereza en creer que con el van a ganar más. Pero, otras muchas como una estrategia bien pensada para dominarnos.
El miedo en el Paraguay tiene una larga historia. Fue empleado por el dictador para tenernos callados y quietos como están los muertos en los cementerios. La llamada transición metió el miedo de la corrupción. Y ahora es el miedo a la inseguridad, como arma política contra un gobierno que no puede impedir tantos asaltos y que favorece a los mismos asaltantes. Todo miedo nos paraliza y acobarda.
Puede nacer de una experiencia negativa psíquica. Pero, también puede ser inducido psicológicamente por los Medios de Comunicación Social. Y de este último miedo ya tenemos ejemplos concretos creados por cierta prensa, radio o canales de TV. Unas veces por la ligereza en creer que con el van a ganar más. Pero, otras muchas como una estrategia bien pensada para dominarnos.
El miedo en el Paraguay tiene una larga historia. Fue empleado por el dictador para tenernos callados y quietos como están los muertos en los cementerios. La llamada transición metió el miedo de la corrupción. Y ahora es el miedo a la inseguridad, como arma política contra un gobierno que no puede impedir tantos asaltos y que favorece a los mismos asaltantes. Todo miedo nos paraliza y acobarda.
Es real el peligro de la inseguridad y esto nos debe de mover, sobre todo, a ser mucho más activos en suprimir sus posibles causas. Curiosamente, convirtiendo nuestros noticiarios diarios en pura crónica policial que mete miedo, se pone la solución en más policías, más cárceles, aumentar más las condenas. Y se oculta lo principal: el empobrecimiento progresivo que está llevando a la desesperación violenta a más y más ciudadanos, que antes no eran así.
Repetimos: el miedo es una estrategia política para dominarnos.
Repetimos: el miedo es una estrategia política para dominarnos.
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