Un buen amigo ha estado en Quito y visitó el museo del gran pintor y muralista Guayasamín. Como recuerdo me envió esta reflexión de esta gran ecuatoriano: “Mientras viva y pueda articular una palabra, proclamaré al viento de cada amanecer que no debe de haber tregua hasta que toda ligadura haya sido desatada”.
Como todo artista es un poeta. “proclamaré al viento de cada amanecer”. ¡Qué bonito expresarse así en lugar de decir que “repartirá todos los días”!.
Pero, lo fuerte es que no se dará tregua en luchar contra toda injusticia. Esto es fácil decirlo de palabras, pero Guayasamín lo tuvo como norma en su vida política desde su partido en el Ecuador.
Como todo artista es un poeta. “proclamaré al viento de cada amanecer”. ¡Qué bonito expresarse así en lugar de decir que “repartirá todos los días”!.
Pero, lo fuerte es que no se dará tregua en luchar contra toda injusticia. Esto es fácil decirlo de palabras, pero Guayasamín lo tuvo como norma en su vida política desde su partido en el Ecuador.
Escribo es con alegría porque pienso en tantos compatriotas que piensan y actúan así. Y, con esta afirmación, quiero callar a los profetas de desgracia que me quieren convencer que esta especie de hombres y d e mujeres no existen entre nosotros. Los hay y todavía hay algo mejor. Es como una corriente interna que cada día va penetrando en el corazón paraguayo y que “cada amanecer”, como diría Guayasamín, más personas lo proclamamos al viento.
Tengo la convicción de que poco a poco, todas las ligaduras, las ataduras, lo que nos impide ser independientes y libres, van a ir desapareciendo y nos acercará a esa Tierra sin Mal, que era el sueño d e nuestros pueblos originarios.
Tengo la convicción de que poco a poco, todas las ligaduras, las ataduras, lo que nos impide ser independientes y libres, van a ir desapareciendo y nos acercará a esa Tierra sin Mal, que era el sueño d e nuestros pueblos originarios.
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