Cuesta convencer de
esto a mucha gente. En ocasiones, y con excepciones maravillosas, comenzando con bastantes de los profesionales en la educación. Se limitan
a enseñar contenidos, pareciendo que la verdadera formación, cayera fuera de su trabajo.
Pero, donde
mayoritariamente esta relación con la juventud es desacertada por no decir
mala es en bastantes familias, y,
ciertamente, es desastrosa en la mayoría
o casi totalidad de los componentes de
la sociedad.
No olvidemos que la
juventud es la clase social por edad
mayoritaria en el Paraguay. Y son
muchos los adultos que se enriquecen
degradándola.
Por supuesto, lo hace el
narcotráfico. El crack, negocio de mayores, está descerebrando a millares de jóvenes. Sus vidas acabarán
pronto, después de haber vivido como
zombis.
El negocio de música,
canciones y bailes es otro gran abuso respecto a la juventud. Están vacíos de contenidos
positivos y más enseñan la parte animal del sexo que el sexo como complemento
del amor humano. Mentes adultas crean
músicas, canciones, bailes y danzas que pasarán con mucha pena a la historia de la decadencia
de los humanos. Pero, eso sí: habrán hecho millonarios a los que llevan estos negocios.
Sin embargo existe algo
aun peor en esta relación de la sociedad con la juventud. Y es la carencia de
suficientes personas bien preparadas para desinteresadamente acompañar a la
juventud. Para entrar en la Universidad hasta los partidos políticos más
corruptos montan academias, pero ya sabemos para qué.
Hoy hago un llamado con
fuerza para que desde los Centros de Educación de verdad, desde las Iglesias y sobre todo en el germen primero de formación
que es la familia, añadiendo también la
presencia de los artistas, preparen a los que van a educar y formar de verdad a
la juventud para contrarrestar el mal que otras muchas personas echan sobre ella.
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