Hablábamos el martes de la “lógica electoral” con que muchos ciudadanos
tratan la actual situación del Paraguay. Es la respuesta inmediatista de
conseguir como único objetivo, y a como sea, el poder.
Paralelamente existe la
“lógica social”. Su objetivo no es ganar simplemente las elecciones,
sino que gane primeramente el Paraguay, pues lo que se impulsa en ella es el crecimiento del Pueblo, que va a elegir
luego a sus candidatos.
Y esta lógica social
tiene presupuestos muy fuertes que la apoyan.
El Pueblo después del
viernes 22 de junio es muy distinto ya. El golpe de estado parlamentario marca
un antes y un después. Es esa mayoría que estuvo dos días de duelo en
silencio. La que, luego, rompió a hablar
en los micrófonos abiertos. La que ahora multiplica sus reuniones en grupos
pequeños. El siguiente paso serán los estallidos populares pacíficos pero ruidosos y que tendrá su hora natural. Cuando
el mismo Pueblo, de no hacerlo, como que podría ahogarse.
El único problema de
esta “lógica social” es que encuentre
ciudadanos, políticos o no, que se
comprometan y sepan acompañarla.
En ella los protagonistas, como en la lógica electoral, no serán candidatos
al poder de derecha o de izquierda. El único protagonista será el mismo
Pueblo despierto y proponiendo lo que quiere.
Decíamos antes que todo
esto requiere a ciudadanos, políticos o no, que interpreten públicamente y en profundidad
lo que el Pueblo va elaborando y que se lo
de vuelvan al mismo Pueblo de un modo claro, profundo y sencillo. El Pueblo se
reconocerá en ellos y será la motivación para tomar en las próximas elecciones el
poder, que hoy tiene ilegítimamente un partido por un golpe parlamentario.
Lastimosamente ni la
derecha fundamentalista ni la izquierda dogmática están dispuestas a hacerlo. Por eso se necesita gente nueva.
Es la hora d e la juventud no contaminada.
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