Que estamos preocupados por el momento presente, es algo
que no podemos negar. Inclusive que esta
atención cada día está más polarizada, también es verdad.
Y resulta que existen
como dos vías que se están recorriendo.
Si le damos el término
de “lógica” a todo lo que pensamos,
debatimos, estudiamos, actuamos sobre el presente, a uno de esos dos caminos lo llamaríamos el de “la lógica
electoral”. O sea el centrar, el
dar la preferencia al acontecimiento que un día de abril del año
próximo tendrá lugar: el día de las elecciones. Y bajo ese prisma ver todo el
momento presente del Paraguay
Por cierto que esta
polarización se suele disimular , pero en el fondo va siempre a lo mismo. La
lucha por conseguir que la candidatura de alguien llegue a ganar al puesto al
que aspira, para lo cual , antes, tiene que hacer propaganda, y muchas cosas más. Aunque lo esencial será el reunir la plata para
costear todo eso.
En esta lógica, las palabras que valen son las que pueden
conseguir votos. Y, la palabras que no valen son las que salen no del marketing sino de la conciencia
honesta que dice siempre la verdad aunque no guste y le pueda restar votos.
Así se crea una especie
de paranoia con la que se rompen amistades y se hacen alianzas que exagerando
podríamos llamar contra natura, pero que pueden dar votos.
Desgraciadamente esto se vive en todos los partidos de derecha
o de izquierda.
Y el efecto es desastroso. El medio es el cargo político y se lo convierte en fin. El sentido de Patria y de
servir al Pueblo queda olvidado. Puede ser que gane ese puesto, pero el
Paraguay seguirá anclado o incluso retroceda. Y esto es lo que de ninguna manera queremos ocurra. Ni desde
la derecha ni desde la izquierda.
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