Escribo para
los cristianos que tienen como objetivo de sus vidas, a ejemplo de Jesús
de Nazaret, el instaurar el Reino de Dios en el mundo que les rodea en el siglo
XXI.
Reino de Dios concebido
como un dejarse envolver en ese deseo
principal de Dios de que todos seamos felices en la vida terrena, comenzando
por aquellos que carecen de todo, aun en las necesidades humanas más perentorias.
Repito: este fue el objetivo principal de la
vida en Jesús y sus seguidores lo hemos de realizar ahora.
Todo esto conlleva una
pregunta. Ya que se trata de conseguir
un mundo nuevo, espiritual y material, con una diversidad inconmensurable de
aspectos, ¿para realizarlo hemos de
confiar más en la ayuda de Dios que en
nuestro esfuerzo o viciversa?.
Cuestión sumamente interesante porque este
trabajo comprometido del Reino de Dios no solamente no es nada fácil porque
contra el luchan fuerzas muy poderosas, que actúan así
defendiendo intereses egoístas muy fuertes
¿El Reino de Dios
depende nuestro trabajo de marketing o
de la bendición de Dios?. Por una parte es la obra preferida de Dios y por otra
es nuestra vida y la vida de todos los seres humanos. ¿Quién es el responsable
de ello?.
Voy a dar una fórmula
de solución que hace ya muchos años me la dieron, la reflexioné y debatí
mucho y que, al final decidí ponerla en
práctica.
Lucha por el Reino como
si Dios no existiera y no te pudiera
ayudar. Por lo tanto haz tu trabajo radicalmente lo más perfecto posible con toda tu alma y
ofrécelo a Dios. Pero, cuando lo hagas, reconócete limitado , a pesar
de tus todos buenos deseos. Y dile que
fue posible por la vida que te dio y su fuerza divina que te acompañó. Así
harás maravillas, pero te conservarás siempre humilde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario