Y, porque tenemos Esperanza, denunciamos
y luchamos por un Paraguay distinto.
Que las cosas marchan muy mal es fácil
de denunciarlo. Sin medicamentos, aun los esenciales, ponerse enfermo es
casi morir o quedar desahuciado de por vida. La educación es de la
peor calidad. Se excusa el Presidente de que no tiene plata
Hacienda, pero tampoco se decide a ponerles impuestos a los sojeros. Es su
clase social, a la que está sometido. El resultado es que tenemos ahora uno de
los gobiernos más anti sociales de la transición.
Antes la deuda externa era muy pequeña.
Con Cartes casi se triplica. Y este mal no puede dañar por treinta o
cuarenta años.
Señalo algunos datos solamente. Reunámonos
en grupos y hagamos el recuento de todos los males y quedaremos
asustados.
Nuestro problema actual no es como
denunciarlo, que es fácil. Si no detenerlo.
Por vergüenza tendrían estos tres
poderes personificados que abandonarlo. Pero, ¿cómo hacérsela sentir si ese
sentimiento no existe en ellos? ¿Con un millón de paraguayos en la
calle gritando que “se vayan todos”?.
Ejecutivo con sus ministros, Corte
Suprema con todo el aparato judicial, senadores y diputados en un 80% son
culpables de prevaricación, robo, mal desempeño de funciones etc.… Pero, ¿ cómo
van a ser condenados si todos estos corruptos forman una barrera que impide que
jurídicamente vayan a la cárcel?.
Queda una huelga general indefinida
hasta que caigan todas las cabezas y sean imputadas de delitos. Es
una medida de desesperación que arruinaría a un país empobrecido como el nuestro,
pero que lo colocaría al comienzo de un camino nuevo. Comenzamos una
huelga semejante el 26 de marzo y nos engañaron unos gobernantes y nos
traicionaron otros sindicalistas.
Escribir así el actual gobierno lo va a
considerar punible como terrorismo. Y se equivocan. El terrorismo ya lo
comenzaron las autoridades con estos males y se llama terrorismo de estado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario