Ha comenzado la
primavera y los sueños de un nuevo Paraguay nos bullen en el corazón. Estamos
esperanzados, alegres, decididos.
Pero unas palabras de
atención. Son grandes nuestros sueños, pero también son grandes las
dificultades que nos rodean.
Recuerdo dos de ellas. La inmensa riqueza en los privilegiados económicos
los hace vivir en una burbuja y perder grados de humanidad.
Se dan cuenta, pero no les importa que otros sean sacrificados a ellos
porque su ambición de plata y de poder es grande y a toda costa quieren crecer
en riqueza. Primer peligro es externo al pueblo.
Una pobreza extrema en el otro extremo de la vida hace lo mismo. Es el
enemigo interno. Destroza la humanidad en la vida familiar, laboral y
psicológica.
El ser humano está como sometido a la realidad que le rodea. Y esta
realidad, si es libre, positiva, honesta y solidaria, nos hace más humanos.
Pero si nos esclaviza provocando pobreza, falta de libertad, nos priva del
trabajo y nos roba el mínimo de Justicia necesaria, nos hunde en inhumanidad.
Ha comenzado la primavera del 2014. Sabemos de nuevos sueños y de las
dificultades que vamos a encontrar.
Sueños, sin tener el antivirus contra la desesperanza, contra la presión de
los poderosos, contra la pobreza que destroza, son sueños que morirán sin
realizarse.
Por eso, llenémonos de grandes utopías, pero también busquemos cómo
fortalecernos.
Una fe en Dios, bien entendida, siempre da fuerzas. La pasión por vivir el
Reino tal como nos lo enseñó Jesús con la opción preferencial por los
empobrecidos, es una fuente de esperanza.
La unión con otros compañeros, creyentes o no, en estos ideales será como
una coraza que siempre nos defenderá.
No nos dejemos aplastar por las dificultades. Así venceremos y viviremos
humanamente.
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