Algunos sin dar la respuesta, ya ponen
las condiciones. “Hay que dar más educación y así tener mejores resultados”.
Así será la solución.
Siguiéndoles la corriente, le hago la
anotación que me hacía el Profesor Melquíades Alonso. “No basta poner parches. Lo
que, en verdad, necesitamos
es una Nueva Educación.
Una Educación para una Vida, Digna y para
todos”.
Vamos a explicar esto, antes de seguir adelante.
Toda educación tiene como dos planos inseparables. El personal que se
refiere a la formación de la persona y el social, que tiene como meta la
formación para una sociedad.
La educación es un derecho personal, según el artículo 26 de los DD.HH. Pero,
también es un derecho de la sociedad para una mejor convivencia
entre sus miembros (Artículo 29).
Insistamos en la dimensión social, que
es la más olvidada. Y puede consistir en
la adaptación para un futuro concebido como continuación del presente o concebirse como la ruptura del presente para construir ese
futuro totalmente nuevo y nunca alcanzado.
Sigamos profundizando.
Todo lo anteriormente dicho lleva
consigo la urgencia de un Plan Nacional de Educación.
Otro punto en el que se falla a menudo. Con frecuencia los planes se hacen desde arriba para abajo sin
tener en cuenta la intervención de los destinatarios y de las personas que lo tienen que llevar a la práctica, los profesores.
Nacen de expertos nacionales o
internacionales. Se envían a la
práctica, sin ninguna prueba piloto. Y, de este modo el fracaso o bajo
rendimiento está asegurado.
Un buen Plan Nacional de Educación tiene que subir desde abajo para arriba y
el trabajo de las bases organizada en foros, es necesarísimo.
Hemos leído mucho, pero no respondimos a
la respuesta “La Educación, ¿solución de todos los males?
Demasiada grande la pregunta para decir un si o un no. Lo dejamos para otro día.
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