Lo escribo porque ni el
Ejecutivo, ni la Corte Suprema ni el Congreso los defienden.
El ejecutivo, sus ministros
, las llamadas fuerzas de orden, los fiscales y jueces
defienden a los sojeros frente a los intentos campesinos de frenar los excesos
de la soja transgénica y su avance continuo ocupando anualmente
nuevos miles de hectáreas.
Esto ha costado más de 120 vidas
de campesinos muertos por las fumigaciones o asesinados por
sicarios, porque eran líderes. El resultado es la huida
de un millón de campesinos en diez años a los cinturones de
pobreza de las ciudades. Muchos de ellos han encontrado un lugar donde vivir en
los Bañados. Paradójicamente ahora Samaniego los quiere sacar
también de allí.
En estos tiempos, más que
nunca es necesaria una Reforma Agraria Integral, cuyo nombre ya ni emplea el
nuevo gobierno. Lo sustituye, con reparto de kits de semillas y la
promesa de que los municipios comprarán sus productos para el
desayuno en las escuelas. Reforma Agraria Integral es otra cosa más grande y de
hondas repercusiones. Habría de descubrir los ocho millones de hectáreas mal
habidas para con ellas comenzar un cambio radical en nuestra agricultura
campesina.
En segundo lugar es necesario
poner una frontera definitiva a la soja de modo que en adelante
no crezca a costa de los campesinos
Y, por supuesto, hay que aplicar todo
aquello que haga positivo el trabajo de una Reforma; créditos, asesoría para
mejorar los cultivos, caminos todo tiempo para el traslado de los productos,
mercados nacionales e internacionales para asegurar su venta etc... Añado a esto
la creación de escuelas agrícolas estratégicamente colocadas para los hijos de
campesinos, con la posibilidad de tierras para ellos cuando acaben sus
estudios.
No estoy diciendo nada nuevo,
Solamente aquello que con una política pública adecuada, desde hace años
debiera de haber sido implementado. Y ya es hora de hacerlo.
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