Dedico este artículo a mis compañeros de
lucha. Porque es la honda motivación que les mueve a ellos y a mí. Y
deseo que todos vean el razonamiento que nos lleva a actuar a favor
de los pobres del mundo.
Un día le preguntaron a Jesús si debían
pagar el impuesto del emperador romano. Con una moneda prestada en la mano, les
mostró la figura del emperador. “Denle a al emperador lo que es de él. Pero,
a Dios le dan lo que le pertenece”.
Le preguntaron sobre los derechos del
emperador y Jesús les insiste en los derechos de Dios.
Indirectamente les recuerda el libro del Génesis en el que se afirma
que el ser humano, hombre o mujer, “son imágenes y semejanzas de
Dios”. Les pertenecen a Dios. Son su familia.
Un teólogo como Pagola con
más fuerza que yo, afirma unas ideas con las que coincido
plenamente.
“Lo primero para Jesús es la vida, no la
religión. Se le ve siempre preocupado en desarrollar en medio de aquella
sociedad, una vida más digna y más sana”.
“Los pobres son aquellos para quienes la
vida es una carga pesada, pues no pueden vivir con un mínimo de dignidad”.
“Lo único que Dios quiere es esto: una
vida más humana para todos y desde ahora una vida que alcance su plenitud en la
vida eterna. Por eso, nunca hay que dar a ningún Cesar lo
que es de Dios: la vida y la dignidad de sus hijos”.
Ningún gobernante ni poder económico
pueden hacerse dueños de aquello que pertenece a Dios.
Por humanidad, con mis compañeros luchamos
por liberar a los que son pobres de la tutela del “emperador”. Y siguiendo
nuestra FE en Jesús insistimos en la razón para reconocerlos,
libres, autónomos y arquitectos de su propia liberación: ellos son imágenes y
semejanzas de Dios.
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