jueves, 13 de mayo de 2010

¿QUÉ ES Y QUÉ NO ES CELEBRAR EL BICENTENARIO?


No es celebrar el Bicentenario el mero recuerdo histórico de aquella gesta, aunque esto nos emocione. Tampoco reeditar lo que fue historia recubriéndola de un ropaje nuevo y moderno. Ambas actitudes solamente miran hacia el pasado.

La verdadera y adecuada celebración del Bicentenario debe de mirar el presente-futuro. Debe de ser como lanzar hacia delante, con el impulso de aquel 14-15 de mayo aumentado con todo el esfuerzo de todos nuestros héroes famosos o anónimos, las metas de nuestro Pueblo para luchar por alcanzarlas.

Y esto tiene mil aspectos concretos como el presentado por la urbanista y arquitecta Mabel Causarano en ACCION de Febrero sobre “el fuerte poder simbólico del Bicentenario sobre la construcción y el sentido de lo público ante los proyectos de privatización de los bienes y servicios, incluyendo los espacios urbanos , que marcan el tipo de consumo y de consumidor, desactivando la función de los lugares públicos tradicionales (plazas, parques, calles) como espacios integradores”.


Todavía celebrar el Bicentenario incluye mucho más. Carlos Monsivais nos cuestiona sobre el por qué en cada país se advierten preparativos estrictamente nacionales. En otras palabras, ¿por qué no celebramos todos juntos el Bicentenario de la Independencia de todos los Pueblos de América Latina?. Esto fortalecería nuestra identidad y colectivamente nos daría esperanza.

1 comentario:

  1. Ciertamente en las mayoría de los casos nos quedamos celebrando el recuerdo, el pasado... la historia y no miramos con objetividad el grito de nuestro pueblo hoy, traigo a colación la situación de la población chaqueña casadeña, que hasta hoy, podemos decir no estan libres del yugo que los oprime y hablamos de nuestros héroes pasados y sin embargo hay tantos héroes anónimos entre nosotros que se juegan en lo cotidiano. Ojalá no nos quedemos en celebraciones banales sino que en nuestros corazones vibre el amor a la patria, a nuestro pueblo y tengamos una mirada proyectual donde avizoremos un Paraguay con esperanza, con equidad en la distribución de los bienes, con mayor capacidad de generosidad, fraternidad y amor a Dios y a los hermanos.

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