Hace pocos días la Justicia daba a conocer
la sentencia condenatoria para un preso que estaba en Tacumbú. Lo terrible era
que ese preso hacía doce años que había fallecido, después de años de cárcel y
sin conocer su sentencia.
Últimamente un
persona importante en la economía y con intervención fuerte en la historia del
Paraguay, en un momento de enojo por no
haberse actuado a su favor en la indagación fiscal, le echó en cara a un personaje que le había dado 100.000 dólares,
que incluía un reloj de 15.000 dólares, para salir favorecido en una causa.
Dos ejemplos de la in-Justicia que soportamos.
Me fijo hoy en tres de sus aspectos negativos.
Primero, en el no
cumplimiento en los plazos procesales. El Código Procesal da de plazo para una
sentencia de 40 a
60 días. Esto nunca se cumple. Y el
insistir en ello es una de las hipocresías de la Justicia.
Segundo, la falta de responsabilidad, salvo honrosas
excepciones, de los funcionarios y cuanto más
alto, peor. Estos no fichan sus entradas y salidas. No existe la
emergencia para quedarse horas extras. No saben tratar a los humildes.
Tercero, falta el control d e la gestión judicial. Los
casos de faltas son pasados por alto y no se castigan. Algunos Jueces y Fiscales siguen en sus puestos,
aunque no los merezcan ni den señales de cumplirlos a cabalidad.
El 1989 es una fecha histórica, cargada de simbolismo.
Sintetiza las luchas, prisiones, torturas muertes y desapariciones de los
mejores del Paraguay durante la dictadura, por el solo hecho de querer
Justicia.
El Presidente Rodríguez quizás la adelantó para bien de los
negocios de unos pocos. Pero, instauró la Democracia en el Paraguay.
Repetimos: pareciera que el 89 no haber llegado todavía al
Poder Judicial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario