Faltan menos de tres meses para el comienzo del nuevo
período gubernamental y “queremos que antes del partido quede limpia la cancha”.
Y una de las causas
que la embarra es la presencia continuada
de un personaje que fraudulentamente ocupó el cargo presidencial y se aprovechó
de el para conseguir presumibles beneficios
económicos en beneficio propio y de su
partido.
Este doble hecho, usurpación de poder y de plata, sin un
gesto que demuestre su arrepentimiento, los hace culpables de
cesar a un Presidente legal y legítimamente nombrado por mayoría del Pueblo.
¿Renuncia de Franco o se le destituye? Muchos prefieren lo
primero para que cuanto antes desaparezca su protagonismo.
Renuncia obligada por la vergüenza, que formará parte de la
futura conciencia crítica del Pueblo para que jamás vuelva a repetirse.
Y, como ayuda memoria, servirá mucho a ello un listado fundamentado
de la plata que robaron. Pensar que la van a devolver es casi imposible, pero
la memoria escrita va a mantener a estos un tiempo fuera del cauce de nuevos
robos.
Pregunté a varios
amigos sobre cuando podría ser esta “renuncia
por vergüenza anticipada”.
Uno me dijo que “antes
de que juraran los senadores y diputados”.
Con ello habrá
desaparecido el que, para provecho propio,
más se prestó al golpe parlamentario y seguirán desacreditados los que,
de su partido y no fueron todos, se
unieron a el.
Luego, queda el 15 de
agosto la apoteosis del golpe y de sus instigadores. Cuyo objetivo no fue
precisamente el triunfo de Federico
Franco, sino el usarlo personalmente
para que ellos, los colorados, volvieran al poder.
Y concluyo insistiendo en algo que se quiere olvidemos y
no lo vamos a permitir: que con la misma
fuerza que somos por Constitución una
Democracia representativa y pluralista, los somos también participativa. A la
ciudadanía todavía le queda por delante mucho trabajo.
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