Una parte de la
ciudadanía quiere que, antes de comenzar el próximo período legislativo, quede
limpia la cancha.
Me estoy refiriendo, entre otras cosas, a lo
referente al caso Curuguaty y al intento
de firma de contrato con la empresa del aluminio Río Tinto Alcan.
Curuguaty con sus 17 asesinados no puede terminar en el
olvido, ocultándose la verdad de
los hechos.
Curuguaty tiene un enfoque muy distinto si las tierras
invadidas eran fiscales o no. Si hubo solamente orden de allanamiento o de expulsión. Si se investiga o no el por
qué de más de 200 uniformados para
tratar a 50 campesinos armados d e palos y con escopetas de matar conejos.
Curuguaty t¡ene también un enfoque muy distinto si se
acepta la excusa de que las grabaciones
del helicóptero policial verdaderamente salieron mal, si dispararon desde el o no contra policías y campesinos. Y en
cuanto al sonido de los disparos
grabados de armas automáticas, hay que
averiguar quien las ocultó una vez disparadas.
En cuanto al contrato con la empresa Río Tinto Alcan, el
rechazo hacia ella es una de las expresiones más fuerte en nuestro Pueblo.
No lo queremos porque es un impedimento mayor que Itaipú y Yacyretá para el uso provechoso d e nuestra energía. No lo queremos porque esa
energía pudiera diversificarse dando valor agregado a nuestras materias primas.
No lo queremos por la contaminación que va a suponer para nuestra ya
sufrida naturaleza a causa de los
transgénicos.
Para limpiar la “cancha”
exigimos que, el que ha usufructuado el poder, renuncie y se vaya ya. Y con él desaparezca todo lo referente a
Curuguaty y se rechace ya el contrato con la Río Tinto Alcan.
Después, nos quedará acompañar cómo se juega el siguiente
partido (cómo se gobierna el Paraguay en los próximos cinco años). Esta será la
principal lucha para el Pueblo.
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