Cuando estamos
inmersos en este presente tan importante del Paraguay, es sano que nos
apartemos un poco de el y “levantemos la vista”.
Un artículo de de Leonardo
Boff me ha ayudado a ello.
“El ser humano no
posee solamente “exterioridad”, afirma
Boff, que es su expresión corporal. Ni
sólo “interioridad”, que es su universo
psíquico interior. Está dotado, también de profundidad, que es su dimensión espiritual.
Dimensión espiritual
no es una parte del ser humano al lado de las otras. Es el ser humano entero, que por su
conciencia se descubre perteneciente a un Todo y como porción integrante de el.
Por el espíritu tenemos la capacidad de ir más allá de las meras apariencias de lo que vemos, escuchamos, pensamos y
amamos. Podemos aprehender el otro lado
de las cosas. El espíritu capta en ellas símbolos y metáforas de otra realidad,
presente en ellas, pero no circunscritas
a ellas, pues las desborda por todos los lados”
Y pone Leonardo Boff
el ejemplo de una montaña que es más que una montaña, nos transmite majestad.
El mar, que nos evoca grandiosidad. Las
arrugas del rostro de un anciano, que nos habla de la lucha por la vida
“La experiencia de
base es que estamos ligados y religados unos a otros y todos a la Fuente Originaria.
Un hilo de energía y de vida y de sentido pasa por todos los seres volviéndonos
un cosmos en vez de un caos, sinfonía en
vez de cacofonías”.
Todavía están de
actualidad una serie de recientes
acontecimientos ante los que vamos tomando firmes actitudes.
Curuguaty es una masacre
calculada; el Golpe, un robo a la voluntad del Pueblo; Río Tinto Alcan,
un intento de colonizarnos….
La fuerza de estos
acontecimientos está en la profundidad de sus significados, en su profunda relación con lo que da sentido a
nuestras vidas.
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