Dicen que el lunes va a comenzar la
audiencia preliminar para el juicio contra los campesinos presos en Curuguaty. Es necesario prestarle atención. Para muchos
Curuguaty fue un montaje para disuadir en el futuro invasiones de tierras, que
fue aprovechado como causal en el golpe parlamentario.
Que hubo un helicóptero
interviniendo en Curuguaty, lo hubo.
Testigos nos han contado cómo
volaba dando vueltas y vueltas sobre Marina cue. También, como por un rato
aterrizó en las tierras de un colono brasileño. Y de cómo, finalmente levantó
el vuelo yendo delante de los 200
uniformados que marchaban hacia donde estaban los campesinos.
Un helicóptero que, ciertamente,
tiene en su frente un aparato para
grabar video. Algunos dicen que disparaban desde el. Otros lo niegan por
imposible. Este será un punto esencial para la causa sobre la masacre de
Curuguaty.
Sobre la grabación la policía dice que toda la grabación salió en negro. ¿Verdad?
Volvamos a interrogarnos el tema de los disparos. ¿Se usaron armas
automáticas o solamente escopetas de caza por los campesinos?
Se tiene una grabación
de audio donde en esos momentos se
escuchan claramente durante unos segundos
con ráfagas de armas automáticas.
Las vainas de
estos disparos de armas automáticas
fueron recogidas luego, grabadas por video
y fueron llevadas al fiscal. ¿Mostró interés por ellas?
Lo cierto es que las escopetas de caza de los campesinos de ningún modo pudieron disparar esas ráfagas
de disparos automáticos.
La policía cargó una de las escopetas para
dispararla y no pudieron. El percusor
estaba dañado. ¡Estas armas, cuando funcionan,
son para cazar conejos!
Y estas son las
modernas armas con que el fiscal Jalil Rachid acusa a los campesinos de
asesinar a seis policías, los tiene presos y pretende darles años de cárcel.
¿Quién disparó las ráfagas de armas
automáticas grabadas?. ¿Fueron desde el helicóptero o fueron sicarios desde tierra?
Este es el País en el que al parecer nos gusta vivir. El pueblo que se calla recibe siempre el precio de su silencio. En este caso no hace falta hacer grandes esfuerzos para llegar a una conclusión más lógica. Evidentemente es un montaje en el que los inocentes terminan siendo los antagonistas de este cuento. Quiera Dios y la verdad no sea acallada con un montón de billete manchada con la sangre de aquellos que se fueron.
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