Cualquier de las tres cosas o las tres juntas o ninguna pueden suceder
este 26 de marzo. No lo sabemos. Pero, sí existen como dos pensamientos
contradictorios. Unos, desde el Pueblo, que estamos decididos a hacer algo,
otros desde el gobierno, que están decididos a que nada suceda.
Y todo esto, curiosamente para una fecha de gran recuerdo: un día 26 de
marzo del año 1999 el Pueblo paraguayo, en su mayoría joven, realizó una gesta
histórica en la Plaza.
El deseo de huelga, paro o nuevo marzo paraguayo nace de la
acumulación de hartura de un Pueblo que se ha dado cuenta que lo están
llevando por un camino que no le conviene.
El 26 de marzo como una meta a conquistar. Diría que la necesitamos. Es
como una invitación a algo tan sabido de que todos los avances en la Historia
se han llevado por una cierta presión.
Presión que hacemos nuestra con una decidida actitud de no-violencia
heredada de nuestra Fe en el Dios de Jesús y practicada por personajes como
Gandhi y Luther Ling.
Falta un mes y las fuerzas a favor o en contra de lo que vaya a ocurrir
el 26 de marzo están trabajando.
Me fijo ahora en el gobierno más partidario de sojeros,
ganaderos, empresarios o multinacionales, que tiene como la obligación de
impedir este 26 de marzo.
Hará lo posible para dividirnos, para comprar a algunos, para poner a
unos contra los otros, para amenazar y meternos miedo, para contar las
bondades gubernativas.
Y los que queremos el Cambio tenemos la obligación de unirnos, dejando
caudillismos, olvidando ofensas, no olvidando nada que esté en el
corazón de nuestro Pueblo.
El 26 de marzo no tiene dueño. Es el Pueblo bien organizado el que lo
puede, debe y quiere convocar. Y confiamos que esta actitud patriótica
sea la que predomine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario