Y añadiría: “durante una fumigación”.
Existen fumigaciones agro tóxicas que
causan enfermedades, pero cuando los campesinos protestan, el gobierno ha
defendido a los sojeros.
Es una contradicción que hay que
resolver. O las fumigaciones de los sojales son dañinas o no hacen daño.
La respuesta nos la debe de dar con una acción
negación de ella el gobierno actual. Ya no creemos en sus palabras.
Si está convencido de que no se hace daño durante una fumigación en un
sojal, tenga un día de gobierno el presidente y sus ministros con
invitación a senadores y diputados y miembros de la Corte Suprema. Por
supuesto con la misma fumigación que emplean siempre para la soja y sin
usar máscaras anti gases ni trajes especiales.
Si se animan a hacerlo, ciertamente no van a estar
solos. Centenares de campesinos los van a estar contemplando. Tal vez lo hagan
desde un poco lejos, ya que tienen experiencias de sus efectos.
¿Y si nuestras autoridades no se atreven?
Entonces comenzaría una acción legal de graves
consecuencias.
Sería una señal de que están convencidos o sospechan
del mal contra la salud por estas fumigaciones.
Habría que hacer un juicio político contra el
presidente que no las prohibió. Contra los sojeros que las emplearon. Además,
condenar a los sojeros que no tienen cortinas de árboles y han expuesto
presumiblemente a graves daños en la salud de los campesinos vecinos a sus
sojales o por la contaminación de los arroyos que atraviesan
sus estancias.
Y, sobre todo, habría que reabrir las causas de
muerte o las denuncias de enfermedades o malformaciones de fetos, ya
existentes.
Y todo esto promovería un juicio nacional a los tres
poderes del gobierno por haber permitido, en beneficio de los sojeros, un
peligro que ellos mismos no se hubieran atrevido a afrontar.
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