Con Fernando Lugo comenzaron
las Unidades de Salud Familiar. Y con ella la salud preventiva, lo cual
significó hacer en los barrios
empobrecidos un censo casa por casa de los diversos enfermos en cada familia.
Se formaron los
equipos con un doctor, una enfermera licenciada, otra auxiliar y con cinco
agentes de salud elegidas en el barrio después de recibir una cuidadosa
preparación.
Esto, unido a la
atención sin costo en hospitales y medicamentos, fue un gran paso adelante en la salud
del Pueblo más pobre.
Comenzó en los bañados
y se extendió todo lo posible, tropezando siempre con el recorte que para ello
daba el legislativo y la mala costumbre de los médicos y personal profesional
partidario.
Fue una lucha grande,
pero también se consiguieron grandes resultados donde se pudo aplicar. Por
primera vez muchos ancianos pudieron ser atendidos de una manera seria en su salud en toda su vida.
¿Qué queda de todo
esto en el actual gobierno?
Lo más llamativo es la
carencia de medicamentos aun de
los más esenciales o de aquellos elementos primarios como guantes de plástico
para los médicos y enfermeras.
Paralelamente en algunos
bañados se lleva la receta médica a la seccional y de tarde tienen la medicina
los correligionarios. Se les ha preguntado como la consiguen y la respuesta es
que la compran. ¿Directamente con plata del Pueblo o indirectamente sacándolas
antes de que lleguen a los hospitales?
Por otra parte han
sacado de sus puestos de trabajo a médicos y enfermeras muy queridos por la gente por su dedicación
y los han sustituidos por médicos y enfemeras con las mañas de que antes
hablábamos.
Y la salud del Pueblo
va empeorando.
Y sufro mientras
escribo esto porque no soporto que el Pueblo empobrecido sufra en algo tan
importante como la salud por causas políticas partidarias. Todo esto tiene que
acabar.
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