Me dieron una copia del documento lleno de firmas de autoridades
y sindicatos que aseguran su veracidad e importancia.
Comparecen los representantes del gobierno con el vicepresidente y la cúpula de
los sindicatos paraguayos.
Lo principal es que se constituyen 10 mesas temáticas con dos
interlocutores: gobierno y sindicalistas. La fecha del documento es del 14 de
abril.
Comentarios de los que han leído este escrito que se repartió
por la calle en las manifestaciones del 1 de mayo.
El presidente queda como un ser superior a todas las protestas
fuertes que se le hicieron durante todo el día en la huelga del 26 de marzo. Sin embargo era
él el interlocutor obligado por una parte.
Por la otra eran todos los que intervenimos en la huelga
general, paro nacional, cortes de calles y rutas y presencia masiva de los
campesinos, que debieran de estar presentes con sus legítimos representantes.
Sin embargo aparecen ahora solamente los
sindicalistas.
Bien es verdad que el presidente invitó a todos a negociar.
Pero, de algún modo se tenía que mostrar que fue un triunfo del Pueblo el 26 de
marzo y que teníamos derecho a poner condiciones que probaran que había
voluntad verdadera de un entendimiento del por parte del poder.
Hubo como dos estrategias.
Las condiciones de los sindicalistas eran irrelevantes (huelga
legal y no represalias). Las de los campesinos era fuertes (APP rechazada para
pensarse de otro modo y libertad a los presos políticos de Marina Kue).
La negociación que está en marcha no representa ni a la mayoría del 26 de marzo ni cuenta con la
presencia del presidente y no da garantía de verdadera negociación (negociar es
salvar lo principal y ceder en la secundario).
Más bien parece un
acuerdo suave para mostrar
que el 26 no pasó nada. Y sin embargo, pasó mucho. Tanto que puede repetirse.
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