Se acercan las elecciones municipales y abundan los que piensan
que tal vez podrían presentarse como candidato a intendente.
Mi reacción es siempre la misma: ojalá saliera el mejor para
nuestra ciudad capital tan carente de buenos intendentes durante tanto tiempo.
Y, sobre todo, que el
candidato presente un plan estratégico para un largo período, algo así como de
veinte años.
Y digo veinte años no porque esa persona fuera nuestro Intendente todo ese tiempo,
¡Dios nos libre!, sino porque sus sucesores quedarían obligados a cumplirlo sí
o sí.
Por supuesto, todo esto significaría una verdadera revolución y
el comienzo a nivel municipal de lo que queremos que fueran las políticas
públicas en todo el Paraguay.
Un Plan así tiene que brotar de abajo para arriba. Se tienen que
conocer antes las verdaderas
necesidades del Pueblo, comenzando por los que menos tienen.
Insisto en todo esto porque el hacerlo sería ir contra
corriente del estilo
adoptado por el Gobierno de
la Nación, que privilegia a los que más tienen y se olvida de los que carecen
de lo esencial.
Porque en el fondo no
se puede hablar de verdadero desarrollo si con el plan que se presente, más que achicar, se
va a agrandar el abismo que existe en el Paraguay entre los pocos que tienen mucho y esa inmensa mayoría que carece
de casi todo.
Hoy martes en
el salón de actos del BID
en Asunción se presenta el Plan de Desarrollo Metropolitano del actual
Intendente. Es interesante que esto se haya hecho para que los aspirantes se
espabilen y en competencia hagan el suyo.
Esta vez las elecciones se han de ganar no con discursos vacíos y con votos comprados, sino con discusiones en las bases
asuncenas de dos o más Planes de Desarrollo Metropolitano que compitan. Esto sería un salto cualitativo en vivir
la política municipal.
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