No es nada nuevo repetir lo que dice el título de estas líneas.
Sin lugar a dudas estamos dentro de los límites de una democracia conservadora
de derecha.
Dentro de aquella división entre los que defendían los derechos
de los que tenían la plata (sentados a la derecha del quien presidía la
reunión) y de los que defendían los derechos de los que trabajaban con su fuerza física
(sentados a la izquierda), el régimen que llamamos democrático del Paraguay es
de derechas.
El poder entre nosotros lo tienen descaradamente los pocos que
tienen la mayoría económica con
sus asesores y servidores. Y así, teniendo el poder económico, fijaron los
límites del político.
En términos futbolísticos, ellos fijaron las reglas y pusieron los
árbitros del juego democrático conservador.
Cito algunos rasgos de todo esto.
El ejercicio de la Justicia es importante en un país. En el
Paraguay suele favorecer descaradamente los intereses de los ricos sobre los de
los pobres. Inclusive entre los ricos,
suele ganar el que más plata tiene.
La virtud de la equidad no abunda entre los que nos gobiernan. No se favorece al que
menos tiene para que suba, sino precisamente todo lo contrario. Favorece al que
tiene para que siga creciendo.
Y en el nacimiento de un nuevo
gobierno, tiempos de elecciones. Participar es aceptar el tipo de ley electoral
democrática conservadora.
Puede ser que el Pueblo vaya casa por casa convenciendo para un
tipo de voto que le favorezca. Pero, mientras tanto, son las computadoras del
gobierno las que van haciendo el mapa, y tomando los decisiones necesarias, que
marcarán los resultados finales.
Y lamentablemente, aceptando los límites del sistema
conservador, se anuncian las elecciones y corremos a ellas sin poner
condiciones.
Todo esto y muchos más, me hizo aceptar la invitación que recibí
a la conferencia del Frente de Recoletas sobre este tema.
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